15 de noviembre de 2008

Dr Hamilton Naki -El Cirujano Clandestino-

Preciosa historia.

Hamilton Naki, un sudafricano negro de 78 años, murió en mayo de 2005. La noticia no apareció en los periódicos, pero su historia es una de las más extraordinarias del siglo XX.

Naki era un gran cirujano.

Fue él quien retiró del cuerpo de la donante del corazón que fue trasplantado a Louis Washkanky en 1967, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en la primera operación de trasplante cardíaco humano con éxito. Es un trabajo muy delicado. El corazón donado tiene que ser retirado y preservado con el máximo cuidado.

Naki era el segundo hombre más importante del equipo que hizo el primer trasplante cardíaco de la historia. Pero no podía aparecer porque era negro en el país del apartheid.

El cirujano jefe del grupo, el blanco Christian Barnard, se transformó en una celebridad instantánea. Pero Hamilton Naki no podía salir en las fotografías del equipo. Cuando apareció en una, por descuido, el hospital informó que era un empleado del servicio de limpieza.

Naki usaba bata y mascarilla, pero jamás estudió medicina ni cirugía. Había abandonado la escuela a los 14 años. Era jardinero en la Escuela de Medicina de Ciudad del Cabo.

Comenzó limpiando las jaulas. Pero era curioso y aprendía deprisa. Aprendió la técnica quirúrgica viendo a los médicos blancos que practicaban las técnicas de trasplantes en perros y cerdos.

Se transformó en un cirujano excepcional, hasta tal punto que el Dr. Barnard lo requirió para formar parte de su equipo aunque era un problema para las leyes sudafricanas. Naki, negro, no podía operar pacientes ni tocar sangre de blancos. El hospital le consideraba tan valioso que hizo una excepción con él.

Se transformó en cirujano... pero clandestino.

Eso no le importó. El siguió estudiando y dando lo mejor de sí, pese a la discriminación.

Era el mejor. Daba clases a los estudiantes blancos, pero ganaba salario de técnico de laboratorio, el máximo que el hospital podía pagar a un negro.

Vivía en una barraca sin luz eléctrica ni agua corriente, en un gueto de la periferia, como correspondía a un negro.

Hamilton Naki enseñó cirugía durante 40 años y se retiró con una pensión de jardinero, de 275 dólares por mes.

Cuando el apartheid terminó, le concedieron una condecoración y el título de médico Honoris Causa.

Nunca reclamó por las injusticias que sufrió a lo largo de toda su vida y pese a la clandestinidad y discriminación, jamás dejó de dar lo mejor de sí mismo:

  • Su pasión por ayudar a vivir.

Vía: E-mail

1 Comentarios:

Kyra dijo...

Me parece increible que sea historia reciente. Cuantas capacidades se habran desperdiciado por el odio y racismo?

Eso ha ido cambiando, aunque falta mucho camino por recorrer.

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