-¿Por qué decimos "no hay tu tía"?
-¿Por qué le decimos "Pepe" a los José?
-¿Por qué las mayúsculas O y K significan que todo está bien?
-¿Por qué se les dice "cornudos" a aquellos cuya pareja les ha sido infiel?
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Las palabras y las expresiones tienen más historia de la que somos conscientes. El inesperado o gracioso origen de estas y algunas otras expresiones se cuenta a continuación:
"No hay tu tía" es una expresión que suele usarse ante los hechos consumados. Al oírla, el oyente comprende que no hay esperanza de cambio. Pero ¿qué tiene que ver la tía de uno en todo este asunto? Ocurre que "tu tía" viene de la mala interpretación de atutía o tutía, término que significa "la costra que queda en la chimenea del horno después de procesar ciertos minerales". Con esta mezcla, se preparaba (en tiempos en los que no había una farmacia por cada tres manzanas, abierta las 24 h) un ungüento que, como contenía óxido de cinc, favorecía la cicatrización. Y "no hay tutía" se usó a partir de entonces como sinónimo de "no hay" o "no tiene remedio".
Se dice que FUCK tiene también un origen lejano. En la antigua Inglaterra, los matrimonios sólo podían tener sexo si el Rey los había autorizado a ello (salvo que se tratara, claro, de un miembro de la familia real). Quienes deseaban tener un hijo, pedían entonces permiso al monarca, cuyo consentimiento se materializaba en una placa que los amantes debían colgar en su puerta mientras tenían relaciones. La leyenda con que se declaraba conformidad al acto decía "Fornication Under Consent of the King" (cuyas iniciales dan "F.U.C.K."). Aparentemente, el acortamiento se lexicalizó, y hoy es una palabra usada mucho más allá de las fronteras inglesas.
Esta versión, sin embargo, no es aceptada por todos. Hay etimólogos que sostienen un origen menos pintoresco, pero más fundado. Argumentando que la práctica de convertir acrónimos en palabras aparece por primera vez en el siglo XX, plantean que fuck tiene que ser la derivación de la antigua palabra danesa fokken, que entre otras acepciones tiene, precisamente, la de copular.
Algo parecido ocurrió con OK. Una versión muy popular asegura que la expresión se generó durante la Guerra de Secesión norteamericana. Cuando las tropas regresaban a sus cuarteles sin ninguna baja, ponían en una gran pizarra '0 Killed' (cero muertos). De ahí provendría la expresión 'O.K.' para decir que las cosas salieron bien o que todo está en orden.
Sin embargo, también en torno a esta explicación hay cierta controversia, porque a los estudiosos les parece más plausible que OK sea la abreviatura de "Oll Korrect". Aparentemente, en el contexto de las contiendas políticas de la década de 1840, en las ciudades de Boston y Nueva York, se difundieron una serie de acrónimos graciosos, intencionadamente mal escritos, que se usaban para descalificar al enemigo. Uno de estos acrónimos (sin duda, el sobreviviente más vital de entre todos ellos) era OK. Se dice entonces que OK surge en primer lugar de "Oll Korrect", pero que pasa a la historia porque también reflejaba las iniciales de "Old Kinderhook", el apodo del candidato Martin Van Buren. Este doble significado justificaría que los demócratas hayan adoptado el nombre de OK para su club político.
Hasta aquí, todo muy peculiar. Pero el vínculo más difícil de sospechar es, seguramente, el que une a los "José" con su apodo "Pepe". Resulta ser que en los conventos, durante la lectura de las Sagradas Escrituras, se referían a San José como 'Pater Putatibus' y luego, por simplificación, como 'P.P.'
Así nació llamar 'Pepe' a los José.
Otra derivación religiosa, aunque relacionada con las vicisitudes de la traducción, explica la existencia de una línea famosa (pero algo desconcertante, si uno lo medita un poco), del Nuevo Testamento: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los Cielos". Al parecer, Jesús no quería llevar el símil a un punto tan extremo cuando escogió la palabra kamelos. Pero San Jerónimo, el traductor del texto se dejó llevar por el mensaje de la "imposibilidad" e interpretó kamelos como camello, cuando, en realidad, en griego kamelos es una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles. Mucho más coherente, ¿no es cierto?
Casi tan remotamente, pero no tanto, en los países nórdicos de la antigüedad, los gobernadores de las comarcas podían, por su condición de tal, seleccionar a las mujeres con las que deseaban intimar. Cuando esto ocurría, la puerta de la casa donde se encontraba el gobernador con la mujer elegida, era adornada con los cuernos del alce, en señal de su presencia. Si la mujer estaba casada, su marido mostraba felizmente a sus vecinos el adorno, orgulloso por la visita del gobernador a su humilde morada. Y así surgió la popular expresión: "Te pusieron los cuernos" o "Eres un cornudo". Solo que hoy en día genera de todo, menos deseo de jactarse.
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